lunes, 10 de octubre de 2022

 El 10 de octubre de 1868, el abogado patriota Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874) liberó a sus esclavos y alzó en armas a los cubanos, primer hecho fundacional de las Revoluciones de Liberación Nacional de Cuba.

El repique de la campana de su ingenio La Demajagua, Manzanillo, en el oriente del país, significó hace 145 años un triunfo de las ideas independentistas, frente al integrismo hispano y las corrientes reformistas y anexionistas.
El gesto de Céspedes se adelantó a la detención de los conspiradores prevista en una orden del capitán general Francisco Lersundi, la cual hubiera retrasado el proceso por tiempo indeterminado.
La lucha revolucionaria iniciada el 10 de octubre de 1868 fue secundada en otras regiones del país y aunque finalmente no alcanzó su objetivo de independencia y abolición de la esclavitud, influyó decisivamente en la historia de Cuba.
La insurrección que estalló en esta fecha en el ingenio La Demajagua, encabezada por Carlos Manuel de Céspedes, no sólo constituye el primer gran empeño libertario, sino que también dio inicio al proceso de formación de nuestra nacionalidad, ya que sus protagonistas nos enseñaron a pensar como cubanos, nos legaron una tradición de lucha y una voluntad acrisolada que se prolongaría casi un siglo. La contienda del 68 no condujo al triunfo de los ideales, pues frente a la virtud de los patriotas floreció la discordia, el regionalismo y el caudillismo, que dieron al traste con el empeño emancipador. Pero fructificó la semilla y nuevas generaciones de combatientes, inspirados en los mambises de 1868 y 1895, continuaron la obra hasta culminarla, hasta hacer de Cuba en 1959 una nación libre y soberana.

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